Entendemos por
Romanticismo al movimiento artístico que se originó en la primera mitad del
siglo XIX, y que representó una reacción contra la rigidez académica y la
afirmación de una libertad absoluta. Lo romántico, entonces, otorgaba lo
subjetivo liberado de toda autoridad, la disolución de los límites y de las
leyes clásicas entre los géneros. Todo esto encarnó las ideas de lo fantástico,
sensible, onírico y nostálgico.
Sabemos que para el
artista romántico, la historia no era más que una mirada hacia atrás que le
permitía conectar sus ideales con el fluir histórico, pero era también una
fuente de fantasías. Por este motivo, a través de las imágenes del
romanticismo nos cuentan cosas excepcionales que excitan nuestra imaginación y
nos transportan mentalmente hacia otros tiempos y lugares.
Sabemos también que
en el romanticismo se formaron los conceptos de genio creador que aporta una
nueva visión de mundo, el del ser incomprendido por la sociedad y el del sujeto
que hace su actividad por vocación.
Los autores
románticos encontraron su primera fuente de inspiración en la obra de dos
grandes pensadores europeos: el filósofo francés Jean-Jacques Rousseau y el
escritor alemán Johann Wolfgang Von Goethe.
El prólogo de las
Baladas líricas (1800), escrito por poetas ingleses se considera el manifiesto
literario del romanticismo. En él se destaca la importancia del sentimiento y
la imaginación en la creación poética y se rechazan las formas y los temas
literarios convencionales. De esta forma, en el avance de la literatura
romántica se destaca la imaginación sobre la razón, la emoción sobre la lógica
y la intuición sobre la ciencia, esto es lo que facilita la pasión que
distingue el contenido a la forma.
Debemos saber
que el romanticismo ecuatoriano heredó sus caracteres de europea, considerando
a JOSÉ JOAQUÍN OLMEDO como un precursor del romanticismo ecuatoriano.
Nuestros escritores
sintieron el frenesí de la inspiración pero no abandonaron por eso la severidad
de los preceptos. Ejemplos clarísimos de ello: Juan Montalvo y Juan León Mera,
en los que no dejó de ser evidente el influjo de los escritores de España: José
Zorrilla y Gustavo Adolfo Bécquer, que fueron nombres familiares para nuestros
románticos. La generación romántica ecuatoriana contó con algunos autores, cuyo
valor es recomendable, sobre todo si se le aprecia bajo la consideración
general de lo que era la poesía de esos años en todo el continente.
Como
dato importante debemos saber también que el romanticismo tuvo sus
primeras manifestaciones en España: por Andalucía y Cataluña.